“El paisaje que rodea la cueva es una maravilla: un cañadón muy profundo, con rocas coloradas y amarillas y en el fondo un pequeño río con su galería verde de sauces y luego de experimentar esa vista, uno llega frente a la Cueva y se encuentra con esas manos plasmadas sobre la roca, piensa que hace 10 mil años había gente viviendo ahí, y te enloquece”, asegura Juan Nauta.
Nauta, director del Sitio Cueva de las Manos, habla con fascinación de este lugar que tan bien conoce. Luego de permanecer cerrado por el desprendimiento de una gran roca que generó daños en las pasarelas de acceso a la Cueva, se realizaron los arreglos y mejoras necesarias para poder recibir a los visitantes esta temporada
“Se hizo inspeccionar el farallón de piedra por un geólogo y se han tomado todas las medidas de seguridad necesarias. El Sitio está abierto de lunes a lunes desde las 9 de la mañana hasta las 19hs. Se realizan once visitas guiadas diarios con quince visitantes por vez, una por hora. Aunque Nauta asegura que están tratando de implementar un sistema de reservas online, por el momento el acceso es por orden de llegada y los precios continúan siendo los mismos que la temporada pasada: $ 600.- para visitantes nacionales y $ 2.000.- para extranjeros.
Para llegar hasta el sitio arqueológico hay dos accesos vehiculares que confluyen en la RP 97 “La Ruta provincial 97, que viene desde Bajo Caracoles y se une con el otro acceso que viene desde la RN 40, son el acceso vehicular que permite ingresar directamente a la playa de estacionamiento, donde es posible dejar los vehículos.
Otra forma de llegar, para aquellas personas que deseen combinar la experiencia de la visita de Cueva de las Manos con el trekking, es a través del Portal Cañadón Pinturas de Parque Patagonia, cuyo ingreso vehicular es por la RN 40, y por un camino interno que llega hasta el estacionamiento ubicado del otro lado del cañadón, frente de la Cueva de las Manos, donde inicia el sendero “Bajada de Los Toldos” que permite llegar a la base del cañadón, cruzar el puente sobre el Río Pinturas y subir hasta la cueva. Es un sendero de dificultad media-alta, que permite vivir el Cañadón desde adentro.
Manos de todos los tamaños y edades, escenas de caza plasmadas en la roca y otras pinturas rupestres permiten al visitante hacer apreciaciones sobre la vida de aquellas personas que, hace 10 mil años, vivieron y eligieron dejar sus marcas, seguramente sin sospechar que tendríamos posibilidad de observarlas tanto tiempo después.
“Es como si fuera un libro -dice Nauta -, uno va viendo eso y se da cuenta qué hacían, cómo trabajaban y qué herramientas usaban. Es increíble que hayan podido plasmar eso ahí”.
“Hay muchas interpretaciones posibles sobre los significados de las manos, pero realmente no se sabe mucho. Puede tratarse de una expresión de pertenencia del lugar o parte de un ritual mágico, ya que eran culturas chamánicas. Pero la verdad, es que no hay nada escrito, nada que lo afirme. Carlos Aschero, nuestro arqueólogo de cabecera, dice que todas las interpretaciones son válidas”, detalla Nauta. Están todos invitados a adentrarse en la Cueva y descifrar el mensaje de nuestros antepasados.
Fuente: Ahora Calafate
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