Después de 70 años, nació el primer Huemul en cautiverio

En noviembre pasado nació el primer huemul (Hippocamelus bisulcus) de la recientemente creada “Estación de Rehabilitación y Recría Shoonem” que funciona bajo la supervisión de la Fundación Shoonem en la Provincia del Chubut.

“Es macho y sigue creciendo bien, saludable y lleno de energía”, señala Werner Flueck, investigador del CONICET en el Parque Nacional “Nahuel Huapi”, que depende de la Administración de Parques Nacionales, y uno de los fundadores de la estación creada para tratar de rescatar de su extinción a los cérvidos más australes del mundo.

Hace más de siete décadas que un huemul no nacía en cautiverio en Argentina. En 1936 se llevó un grupo de estos cérvidos al Jardín Zoológico de la ciudad de Buenos Aires y tuvieron crías, y en la década de 1930 se estableció una Estación Zoológica dentro Parques Nacionales, en Neuquén, donde hubo nacimientos de huemules, pero el proyecto se abandonó en 1945.

“La cría que nació en nuestra estación se nombró Shehuen, que en idioma Tehuelche significa ‘fuente de luz’, en alusión a la esperanza de que su nacimiento contribuya a la recuperación de la especie”, afirma Flueck.

La finalidad de la Estación es generar grupos de huemules para reintroducirlos en ambientes de alta calidad nutricional que históricamente fueron ocupados por el huemul. “Eso permitirá que aumenten su población y se expandan a zonas vecinas. Será ideal que en el futuro se puedan reconectar subpoblaciones que hoy en día están separadas y aisladas, y puedan reproducirse”, explica el investigador del CONICET.

En Argentina solo quedan entre 300 y 5000 huemules, fragmentados en unos sesenta grupos a lo largo de 1800 km de los Andes, con uno de los grupos poblacionales más destacados en el Parque Protegido Shoonem, en la cuenca hídrica del Río Senguer, donde se desarrollan tareas de investigación con el apoyo de la Dirección de Flora y Fauna de la Provincia del Chubut.

Recluidos ahora, en las zonas altas de las montañas andinas como resultado de la sobrecacería, en el pasado circulaban por zonas abiertas (praderas) y hasta se han encontrado evidencias de su presencia en la costa atlántica.

A partir de una donación de la Fundación Erlenmeyer, de Suiza, Flueck y sus colegas de la Fundación Shoonem lograron terminar la construcción de la estación de recría y rehabilitación a mediados de 2022 y se encuentran en la búsqueda de fondos adicionales para cumplir con toda la logística que el proyecto requiere. Con la coparticipación de la Fundación Temaiken se lograron hacer capturas en agosto de 2022 para trasladar los primeros huemules – en total cinco – a la Estación Shoonem y arrancar con el proyecto.

El nacimiento de “Shehuen”

Shehuen nació el 5 de noviembre.  A medida que crecía, la cría empezó a caminar, correr y saltar.

“Es una cría de buen desarrollo, su peso al nacer debe haber sido entre cinco y seis kilogramos (kg)”, afirma Flueck. Y agrega: “A más de tres meses de edad sigue siendo amamantada, lo que indica que su madre goza de buena salud, pero ahora pasa la mayor parte del tiempo alimentándose, ramoneando o bien pastando”.

Los huemules adultos suelen pesar entre 70 y 90 kg y alcanzar un metro de altura. “Como herbívoro nativo principal de ciertos ambientes, el huemul tiene un rol importante en estos ecosistemas y esa es otra razón para prevenir su extinción”, subraya el investigador del CONICET.

Asimismo, Flueck puntualiza que los objetivos de la estación son la rehabilitación de huemules en mal estado de salud; fomentar la recría para crear planteles de huemules que permitan su futura introducción a sitios donde ya está extinguido; y facilitar el estudio científico de temas que no han sido del todo analizados.

“Será esencial que ciertas zonas pobladas históricamente por el huemul tengan un nivel de protección adecuada para permitir la recuperación de huemules y educar a la población para el cuidado de esa especie”, afirma Flueck. Y continúa: “Pueden ser parques nacionales y también campos privados que reciban incentivos para apoyar a una futura convivencia con los huemules. Las zonas más fértiles, como los valles o pampas, generalmente son poblados o usados por poblaciones humanas. Poder habitar en esas regiones permitirá a los huemules vivir de manera más saludable y por más tiempo, lo que se traduciría en un aumento de las tasas de su reproducción y crecimiento poblacional”.

Fuente: Ahora Calafate