China volvió a enviar hoy aviones y barcos militares a las inmediaciones de Taiwán y anunció ejercicios militares en rechazo a la visita que la presidenta de la isla, Tsai Ing-wen, hizo esta semana a Estados Unidos, en una gira que incluyó un encuentro con el líder de la Cámara de Representantes.
El Ministerio de Defensa de Taiwán informó que, por segundo día consecutivo, tres barcos de guerra chinos navegaron en aguas cercanas a la isla autónoma y que un avión de combate y un helicóptero antisubmarinos penetraron en la zona de identificación de defensa aérea.
Ayer, Taiwán detectó tres barcos y un helicóptero chinos cerca de su territorio.
El miércoles, el portaaviones chino Shandong pasó por el sureste de la isla, horas antes del encuentro entre Tsai con el líder de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Kevin McCarthy, en Los Ángeles.
La mandataria regresó hoy a Taiwán tras visitar Guatemala y Belice, dos de los 13 países que mantienen relaciones con Taipei.
En tanto, China anunció ejercicios militares en el estrecho de Taiwán frente a Pingtan, isla ubicada en la zona costera oriental de la provincia de Fujian, el próximo 10 de abril, según informó la administración marítima provincial en un comunicado.
Pocas horas antes, Beijing había informado de un paquete de sanciones contra dos organizaciones estadounidenses, el think tank Hudson Institute y la Biblioteca Presidencial de Ronald Reagan, por su papel durante la visita de la presidenta de Taiwán.
China había anunciado que tomaría “medidas firmes y absolutas” después de la reunión entre Tsai y McCarthy, segunda autoridad en la línea de sucesión presidencial, que expresó el “apoyo inquebrantable” de su país a Taiwán.
De esta forma, Beijing busca “salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial”.
En un comunicado, el ministro de Exteriores chino, Qin Gang, aseguró que la reunión “viola la soberanía de China y su integridad territorial, y manda una atroz señal equivocada a las fuerzas separatistas del ‘Taiwán independiente'”, informó la agencia de noticias Europa Press.
Taiwán y China se separaron en 1949, al final de la guerra civil. Los comunistas tomaron el poder en China continental, mientras los nacionalistas se replegaron a Taiwán, pero Beijing considera la isla como parte de su territorio y aboga por recuperar su control algún día.
En virtud del principio de “una sola China”, a priori reconocido por Estados Unidos y por la mayoría de los países, entre ellos Argentina, Beijing se opone a cualquier relación formal entre los dirigentes de la isla y los de otras naciones.
Taiwán condenó las sanciones y acusó a Beijing de tratar de “eliminar aún más el espacio internacional” de la isla.
“Le hemos mostrado a la comunidad internacional que Taiwán está más unido a la hora de hacer frente a la presión y las amenazas”, dijo la presidenta Tsai a la prensa.
“No dejaremos de interactuar con el mundo, a pesar de los obstáculos”, insistió, citada por la agencia de noticias AFP.
El gigante asiático insistió hoy que la isla sigue siendo una “parte inseparable de China”.
“El futuro de Taiwán depende de la reunificación con la madre patria”, subrayó la vocera de la cancillería china, Mao Ning.
En los últimos años, China trató de aislar el territorio en la escena internacional y se enfurece cuando las autoridades taiwanesas mantienen contactos con representantes de otros países.
En agosto, la visita a Taipei de la demócrata Nancy Pelosi, predecesora de McCarthy, provocó el despliegue de unas maniobras militares sin precedentes del Ejército chino alrededor de la isla.
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