El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) detectó la presencia de la mosca de las alas manchadas (Drosophila suzukii), en la localidad de El Calafate. Se trata del primer hallazgo en esta localidad, en una trampa colocada en un lote de producción de frambuesas.
Luego de la confirmación en el Laboratorio del Senasa, el organismo continuará con sus acciones de vigilancia incrementando la densidad de trampas en la zona de la detección, para corroborar la dispersión espacial del insecto y su comportamiento en el tiempo.
Cabe destacar que la Drosophila suzukii ataca principalmente a los cultivos de fruta fina y cereza, afectando la calidad de los frutos.
En tal sentido, el Senasa recomienda a quienes cultivan estas especies frutales, tener en cuenta las siguientes medidas de manejo:
En la región Patagonia Sur se realiza el monitoreo exploratorio de Drosophila suzukii mediante el uso de trampas para su captura desde la temporada 2017/2018, con el objetivo de determinar su distribución espacial y temporal, priorizando cultivos comerciales hospedantes (frambuesa, frutilla, cereza), sobre los que la mosca de alas manchadas tiene particular atracción.
Esta red de vigilancia está distribuida en varios valles productivos de la región, donde se ha encontrado su presencia con diferentes grados de intensidad en todas las áreas monitoreadas.
MAS SOBRE LA MOSCA DE ALAS MANCHADAS
En el mundo hay más de 4.000 especies de moscas, de las cuales 70 afectan a la fruticultura. Una de ellas es la mosca de alas manchadas, que hoy representa un serio y creciente problema.
Esta mosca ha llevado a una reducción de los rendimientos de producción de fruta fina, de entre un 20% y un 80%, según cultivo. Sus frutos preferidos son cereza, frutilla, frambuesa, arándanos, moras y berries en general.
En estado adulto, es una mosca pequeña de ojos rojos y con las alas manchadas en forma circular. Sus huevos son ovales y de color blanco brillante. Tiene tres estados larvales, que suelen encontrarse justo donde se observa el daño en la fruta.
Se han llegado a registrar de 800 a 2700 larvas/kg de fruta, dando dimensión del daño provocado por esta plaga.
Su ciclo puede ser de 10 a 25 días, dependiendo de las temperaturas. Esta mosca no desaparece en el invierno, sino que busca refugios en depósitos, bosques y especies nativas, hasta que comienza la temporada y vuelve a acercarse a la fruta para iniciar su nuevo ciclo.
Esta especie de mosca posee su ovipositor (órgano usado por las hembras de muchos insectos para depositar huevos) aserrado. Esto hace que al colocar los huevos en la fruta se rompan los tejidos de la misma, generándole deshidratación y descomposición. Puede colocar hasta 300 huevos.
Fuente: Ahora Calafate
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