Antes de que asuma el nuevo gobierno, y ante la expectativa de una mayor devaluación del tipo de cambio oficial, YPF aplicó un fuerte aumento de los precios de nafta y el gasoil de 25% en promedio, pero con alzas de hasta 30% en algunas zonas del país. Las estaciones de servicio Shell y Puma Energy subieron anoche 15% en promedio, aunque habían aplicado aumentos mayores anteriormente.
Con esta suba, los precios de los combustibles aumentaron 145% en promedio en lo que va del año, similar a la inflación estimada en el mismo período. Sin embargo, las mayores alzas se dieron luego del balotaje y ya sin el control sobre los precios del Ministerio de Economía: con diferencia de apenas dos semanas, las empresas aumentaron dos veces sus valores por un total de 40%.
Los precios actuales de YPF para la Ciudad de Buenos Aires (CABA) son: nafta súper, $404 (US$1,05 al tipo de cambio oficial mayorista); nafta premium, $499 (US$1,3); gasoil súper, $431 (US$1,12), y gasoil premium, $543 (US$1,41). El tipo de cambio oficial de referencia es $385.
La petrolera Raízen, licenciataria de las estaciones de servicio Shell, que tiene los valores más altos del mercado, por su parte, tiene los siguientes precios en las estaciones porteñas: nafta súper, $425 (US$1,1); nafta premium, $514 (US$1,34); gasoil súper, $464 (US$1,2), y gasoil premium, $551 (US$1,43).
Eduardo Rodríguez Chirillo, futuro secretario de Energía del presidente electo, Javier Milei, dijo que “se debe apuntar a una fluctuación libre, sin el control indirecto que hoy ejerce el gobierno en el mercado a través de YPF”, en declaraciones al portal Surtidores.
“Una vez logrado el equilibrio de precio con la paridad de exportación, se instrumentará un fondo compensador para morigerar los aumentos y reducciones de precio internacional que impactaría en el precio doméstico, del tipo que existe en Perú. En el mientras tanto, evaluaremos la conveniencia y posibilidad normativa de regular con la carga impositiva”, agregó.
El gobierno saliente postergó durante más de dos años los aumentos del impuesto sobre los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC) para evitar aplicarle más presión a los precios. Los dirigentes de YPF habían propuesto cambiar la manera de actualizar el impuesto, pero el oficialismo nunca impulsó el proyecto en el Congreso. Actualmente, se deberían actualizar de manera trimestral según la inflación pasada. Estos impuestos representaban en noviembre de 2020 el 17% del precio del gasoil y el 23% del de nafta. Luego del congelamiento, hoy explican el 5% de gasoil y el 8% de nafta. Si se actualizaran, solo por los impuestos, el litro de combustible debería subir alrededor de $80.
Junto con Rodríguez Chirillo, en los próximos días habrá cambio de liderazgo en YPF, con la llegada de Horacio Marín como presidente y CEO, en reemplazo de Pablo González y Pablo Iuliano, actuales ejecutivos, respectivamente (se unirán los dos cargos en uno). El principal desafío de Marín, un técnico que hizo su carrera en el sector upstream (producción de petróleo y gas) en Tecpetrol (del grupo Techint), será establecer un sendero de precios que permita a la empresa recuperar la rentabilidad que perdió en el último trimestre.
La situación se podría complicar si el futuro gobierno aplica una brusca devaluación del tipo de cambio oficial (actualmente en $385, luego de la suba de ayer) para acumular reservas, como proyectan los mercados financieros.
El economista Nicolás Arceo, fundador de Economía y Energía, publicó un gráfico que muestra el atraso que tiene el sector, al proyectar cuánto debería valer en promedio un litro de combustible, según distintos escenarios de suba del tipo de cambio oficial y de precios del barril de combustible. Por ejemplo, si el dólar oficial se devalúa a $500, y si el barril criollo pasa de costar US$56 a US$65, el litro de combustible debería subir 74%.
El atraso de los precios de los combustibles, que incentiva a que los ciudadanos de países vecinos crucen la frontera para cargar sus tanques en la Argentina, genera una gran paradoja nacional: en el sector calculan que, por año, se venden alrededor de 80 millones de litros de nafta y gasoil a patentes extranjeras. Esto equivale a dos barcos de importación de combustibles, que se pagan con dólares que al Banco Central le escasean.
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