Según los resultados obtenidos a partir de las estaciones GNSS instaladas en las inmediaciones del Complejo Volcánico y el análisis de imágenes satelitales de RADAR, mediante In-SAR, se ha identificado una zona de inflación activa desde el año 2012, cuya deformación máxima se encuentra ubicada a aproximadamente 6 km al oeste-noreste del centro de emisión asociado a la erupción del año 2011.
En este contexto, durante los primeros meses del presente año, se ha observado un aumento de las tasas de alzamiento vertical, alcanzando valores máximos promedios de hasta 2.4 cm/mes, que se corresponden con las mayores tasas registradas desde el inicio del monitoreo en este volcán. El desplazamiento vertical acumulado desde entonces alcanza 42 cm, calculado en la estación GNSS ubicada a 3 km de la zona máxima de inflación.
Complementariamente, desde mediados del año 2020, se registra un aumento en la ocurrencia de sismicidad de tipo volcano-tectónica (VT) e híbrida (HB) de magnitudes altas (ML≥3.0), la cual está principalmente asociada a una fuente superficial, cercana al centro eruptivo del año 2011. Sin embargo, aun son bajos los niveles de actividad sísmica asociada al movimiento de fluidos al interior del volcán.
A su vez, en el área próxima al punto de emisión de la erupción del año 2011, se registran emanaciones de gases y zonas superficiales que registran temperaturas cercanas a los 90°C, probablemente asociadas a la presencia de un cuerpo magmático somero remanente de dicha erupción.
Es importante destacar que, aunque los parámetros de monitoreo no sugieren a la fecha una desestabilización significativa del sistema volcánico, que pudiera derivar en un proceso eruptivo inminente, aunque si se considera que el Complejo Volcánico se encuentra por encima de su nivel de base de actividad, y por consecuencia requiere una mayor atención en cuanto al seguimiento de su actividad.
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