En el país, se registran entre 10 y 12 casos por cada 100 mil menores de cinco años, reportándose alrededor de 250 nuevos casos anualmente, según la Sociedad Argentina de Pediatría.
El Síndrome Urémico Hemolítico constituye la primera causa de insuficiencia renal aguda en lactantes y niños de primera infancia y la segunda causa de enfermedad renal crónica en Argentina, con la tasa de incidencia más alta del mundo en niñas y niños.
Es una enfermedad que se transmite por la ingesta de agua o alimentos contaminados por una bacteria llamada Escherichia Coli que puede sobrevivir 3 meses a temperatura de heladera y 6 meses dentro de un freezer. Nuestro país muestra el mayor número de casos pediátricos por año a nivel mundial afectando, sobre todo, a niños menores de 5 años.
La principal vía de transmisión de esta enfermedad es la ingesta de carne mal cocida. Por esta razón, es fundamental que al momento de ingerir carne la misma se encuentre bien cocida, tenga color parejo y no desprenda jugo; es decir, lograr que el calor elimine a la bacteria evitando su ingreso al organismo. Es por lo mencionado que un alimento particularmente peligroso es la carne picada. Al ser picada, las bacterias pasan de la superficie de la carne al interior del producto y encuentran un medio propicio para facilitar su reproducción convirtiéndola en un vehículo ideal para propagar la enfermedad. Por eso, es importante someter las hamburguesas, rellenos o albóndigas a una buena cocción a 75 º C y hasta la desaparición de los jugos para eliminar la carga bacteriana, y evitar su consumo en menores de 5 años.
Además, existen otras fuentes de contagio como: la ingesta de agua o alimentos en mal estado, el contacto con manos no higienizadas (transmisión de persona a persona) o el baño en aguas contaminadas.
Como prevención, algunas de las pautas de acción recomendadas son:
Los primeros síntomas que aparecen con esta enfermedad son: diarrea acuosa, seguida de presencia de sangre, vómitos y fiebre. Este cuadro puede desencadenar en insuficiencia renal aguda, anemia, disminución de las plaquetas sanguíneas, disminución de producción de orina, elevación de la presión arterial y síntomas neurológicos. Desde el momento en el que la bacteria entra en el organismo a través del agua o los alimentos, pueden transcurrir 3 o 4 días antes de que se manifiesten los síntomas. Ante la aparición de alguna de estas señales, es fundamental la consulta médica a fin de realizar el diagnóstico y tratamiento sintomático precozmente.
La Dra. Valeria Lopez Girons, pediatra de Ospedyc, menciona que “esta enfermedad no tiene un tratamiento específico, sino que se debe intervenir sobre los síntomas. Por consiguiente, lo más importante es la prevención extremando la higiene y correcta cocción de los alimentos, que debe procurarse en todo momento y teniendo en cuenta que su diagnóstico puede aparecer en cualquier época del año y no se relaciona a un clima determinado”
Más del 60% de quienes padecen esta enfermedad se recuperan sin secuelas, un 30% permanece con secuelas menores y un 5% evoluciona a insuficiencia renal; por ello, para protegerse del síndrome urémico hemolítico es esencial prevenir la entrada de la bacteria en el organismo, y si se siguen los cuidados mencionados se dispone de las herramientas necesarias para disminuir los riesgos de esta enfermedad.
0 comments