Están diseminados en varios predios ubicados en la zona sur del ejido urbano de Caleta Olivia y es evidente que son arrojados por cazadores furtivos que venden la carne y se deshacen de trozos de pieles y huesos de cientos de estos animales de la fauna silvestre de manera desaprensiva, generando una preocupante contaminación ambiental.
La mayor cantidad de restos de guanacos fue detectada por El Patagónico a unos 400 metros al sur del acceso al basural municipal, a metros del tramo de circunvalación de la Ruta 3 y de una laguna de aguas de lluvia, pero también se observan desperdicios de este tipo -aunque en menor cantidad- unos kilómetros más al sur, cerca de la línea costera y a un costado del abandonado y viejo trayecto de la misma ruta.
Es evidente que muchos de estos desperdicios datan de hace varios meses, pero esta semana apareció una bolsa de nylon de color rojo conteniendo gran cantidad de restos de pieles y huesos que aún conservan restos de carne.
Esto atrae no solo a perros vagabundos, sino también a gaviotas, sin que hasta el momento las autoridades municipales de Medio Ambiente hayan tomado alguna medida preventiva, teniendo en cuenta que cuando lleguen los días de calor aparecerán las moscas y esos descampados se transformarán en focos infecciosos de mayor peligro.
Se conjetura que quienes los arrojan evitan llevarlos al basural para no llamar la atención al personal municipal que se encuentra de guardia en la casilla de acceso a ese predio.
Fuente: El Patagónico
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