Jubilados y movimientos sociales preparan una nueva movilización para rechazar el veto presidencial a reforma previsional. La protesta, pautada para el próximo miércoles, tomará mayor dimensión luego de la represión que sufrieron en la última convocatoria, cuando la Policía Federal avanzó con gases y palos contra los manifestantes en la puerta del Congreso de la Nación.
La marcha, que se iniciará en las inmediaciones del Parlamento y culminará en Plaza de Mayo, tiene como objetivo visibilizar que el ajuste fiscal que Javier Milei exhibe con orgullo recae en gran medida en los jubilados y repudiar la violencia estatal. Así, desafiarán una vez más al protocolo de seguridad de la cartera que conduce Patricia Bullrich, quien anticipó que de cortarse las calles volverán a reprimir a los manifestantes.
Con tono amenazante, la Casa Rosada se expresó en el mismo sentido que la ministra. El vocero presidencial, Manuel Adorni, defendió el accionar policial, al decir que “lo único que se hizo fue cumplir con el protocolo” y advirtió que “la calle no se puede cortar y la ley no se puede incumplir”. “Al que le gusta bien, y al que no, vaya y corte y se aplicará el protocolo”, cerró con prepotencia.
Nora Biaggio, representante del plenario de organizaciones de jubilados, explicó que la represión del miércoles pasado no fue casual: “Tiene un sentido muy claro, que es silenciar a un sector de la población del que el Gobierno saca gran parte de sus finanzas”. De hecho, remarcó que no es algo nuevo para ellos, sino que cada vez que se manifiestan está con el hidrante a la vuelta, el carro de asalto, la infantería. “Hay días en los que no nos dejan marchar y otros que no son tan graves”, indicó.
En la protesta de esta semana la Policía Federal desalojó a los jubilados con gases lacrimógenos y golpes. “Nos cagaron a palos. Nos tiraron en la cara, fue una locura”, describió Rogelio en diálogo con Página/12. La violencia, relató, la desataron los propios efectivos, “como si estuvieran buscando la foto de los golpes, porque le quieren decir a la sociedad que nadie puede protestar, no importa ni siquiera que seas un jubilado de la mínima”.
Respecto a la crítica situación social, Biaggio señaló que los jubilados son “la punta de lanza de la demostración de la destrucción” del Ejecutivo y remarcó que están “hartos de vivir en la miseria”. “No le vamos a admitir que es mejor que estemos muertos porque somos caros. No. (El Gobierno) está viviendo de la guita que le sacas a los jubilados, concluyó en diálogo con la AM750.
Los organizadores esperan la adhesión de sindicatos, agrupaciones políticas peronistas y de izquierda, como centros de estudiantes, e incluso, reclaman la participación de la Confederación General del Trabajo (CGT), que en los últimos días sacó un pronunciamiento en repudio al accionar de la represión policial contra los jubilados, pero que no se pliega a las medidas de protesta. “Haría una diferencia enorme que la CGT convoque a paro en defensa de los trabajadores”, reclamaron activistas por la causa.
La movilización de la semana que viene será la antesala de otra marcha, de carácter nacional, que se llevará a cabo el 20 de septiembre por el día del jubilado. Entre los reclamos que plantea la Unión de Trabajadores Jubilados en Lucha (UTJL), no solo está el rechazo al veto de Milei, sino también el reclamo para que el valor del haber mínimo sea igual al de la canasta del adulto mayor. “Hoy en día está calculada en 900 mil pesos”, explicó Ana Valverde esta semana.
La referente señaló que la ley sancionada en el Congreso “contempla una canasta de 370 mil pesos, es decir, sólo para alimentos, pero no contempla todo lo demás como el aseo personal, el de la casa, la ropa y los remedios”. En la misma línea, remarcó que son “millones de personas jubiladas” que cobran “sobre la base de 225 mil pesos” y que eso no sólo es estar “al borde de la pobreza”, sino que los encuentra más cerca de “la indigencia total”.
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