El exministro menemista analizó la inflación, señalando que el ajuste fiscal ayudó a reducirla hasta mayo de 2024. Sin embargo, advirtió que las medidas actuales no serán sostenibles sin cambios en el régimen cambiario y la eliminación del cepo al dólar.
En el marco de la crisis económica que atraviesa la Argentina, el exministro de Economía, Domingo Cavallo, realizó un análisis sobre la detención de la caída de la inflación. Según lo expuesto, entre diciembre de 2023 y mayo de 2024, bajó por el impacto del ajuste fiscal y el ajuste limitado del tipo de cambio. Sin embargo, desde junio, y especialmente durante julio, agosto y septiembre, el proceso se detuvo.
Por medio de su blog personal, el ex funcionario menemista habló sobre el freno de la inflación: “Una explicación intuitiva es que hasta mayo la fuerte recesión provocada por el ajuste fiscal ayudó al proceso de desinflación porque provocó una disminución profunda y sostenida de la demanda de consumo e inversión“.
Y continuó diferenciando el proceso registrado a partir del sexto mes del año: “Pero a partir de junio, y sobre todo durante julio, agosto y setiembre, la incipiente reactivación de la demanda, impulsada por un aumento de los salarios reales y la expansión del crédito al sector privado, ha dejado de empujar a la desinflación“.
Luego, en referencia a la política financiera de Javier Milei, señaló que “fue más bien pasiva hasta mayo, acompañando la desinflación impulsada por el ajuste fiscal y el manejo cambiario, y se tornó expansiva a partir de junio”, lo cual explicó que “este comportamiento de la política monetaria explica que la recesión haya tocado fondo en el segundo trimestre y en el tercero haya comenzado la reactivación de la economía”.
El exministro menemista agregó que la inflación subió al 4,2% en agosto, y que el gobierno enfrenta ahora un conflicto entre seguir bajando la inflación y estimular la demanda interna y la producción. Igualmente, alertó que “está tratando de superar este conflicto paralizando los reajustes de precios relativos aún pendientes e, incluso, revirtiendo aquellos que puedan tener un efecto más directo sobre los ingresos de las familias. Pero esta política no tiene efectos sostenibles en el tiempo“.
Y, finalmente, en cuanto al impacto del cepo al dólar, dejó en claro que “la alternativa sería conseguir una drástica caída en las expectativas de devaluación. Pero ella no se podrá lograr mientras exista el cepo cambiario sobre las transacciones financieras y de servicios y el Gobierno no pueda anunciar un plan de estabilización basado en un régimen monetario y cambiario libre y bien institucionalizado”.
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