El largo camino de fortalecer la lengua tehuelche

El Museo Regional “Padre Manuel Jesús Molina”, dependiente de la Secretaría de  Estado de Cultura del Ministerio de Gobierno, presentó ayer la charla denominada “¿Cómo se restituyen las palabras? Historias, desafíos e ideas sobre el fortalecimiento lingüístico-cultural de la lengua tehuelche”, a cargo del doctor en Antropología de la Universidad de Montreal, Javier Domingo.

En esta charla, el doctor Javier Domingo presentó su trabajo con la lengua Tehuelche o aonekko ‘a’ien, y delineó algunas de las oportunidades y dificultades para darle continuidad a esta investigación tan importante para nuestra identidad ancestral. De esta forma, el investigador se refirió al trabajo antropológico frente a los siguientes interrogantes: ¿Cómo se “rescatan” las palabras, y cómo se “restituyen”? ¿De qué manera se las integra a las prácticas sociales de quienes tienen un vínculo afectivo con la lengua?

Al respecto, el investigador señaló: “Pequeños, pero persistentes grupos de activistas están logrando que la lengua emerja y desafían el paradigma de la extinción. Al poner el acento en las personas y no en la lengua, logran poner en relieve sus propias historias personales, y recomponer la disrupción de sus grupos y familias”.

También resaltó la figura de  Dora Manchado, la “última hablante de tehuelche”, y protagonista central del proyecto de revitalización de su lengua. “Fui prontamente investido con el rol de un “profesor” que debía transformar aquellos encuentros en una “normal” lección. Aun si soy perfectamente consciente de haberme ganado la confianza de los participantes a través de ese rol docente (la mayoría de ellos todavía me llaman “profe”), me gusta cuestionarlo”, indicó el investigador que trabaja en nuestra provincia desde 2016.

Y añadió: “Puede ser que haya ayudado al grupo como facilitador pedagógico, y es verdad que les he compartido los conceptos y las herramientas analíticas que utilizamos los antropólogos. Ciertamente he jugado también un papel en sus conexiones con las instituciones académicas, pero, aun así: he aprendido mucho más de lo que he enseñado”.

En este sentido, se refirió a lo aprendido de parte de la comunidad Tehuelche en Río Gallegos: “En primer lugar, su lengua, gracias a la infinita paciencia de Dora Manchado. Hay más: tanto ella como los demás protagonistas de esta historia etnográfica (a los que yo llamo activistas de la lengua, porque lo son, pero también a los demás) han cambiado por completo mis ideas sobre el lenguaje y sobre muchas otras cosas también”.