Este miércoles el dólar oficial volvió a un régimen de mini devaluaciones diarias. Ayer se cumplieron tres meses desde la devaluación del 17% aplicada al peso argentino en el mercado oficial, una medida tomada el día posterior a las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de agosto. Este ajuste, que se produjo en un contexto de alta tensión financiera, fue una respuesta del Gobierno para mitigar la presión sobre las reservas internacionales que enfrentaba diariamente el Banco Central. En aquel momento, se estableció un precio fijo de 350 pesos por dólar en el mercado mayorista, una medida temporal cuya finalización se había programado para el día de hoy. Pasadas las 10 de la mañana, el congelamiento llegó a su fin.
Según operadores, en la primera postura del día en el mercado el dólar mayorista se ofreció a $353,05 en la punta vendedora, casi tres pesos por encima de su precio de ayer. Es un avance muy pequeño, de menos del 1 por ciento. Las operaciones minoristas afectan a los precios del billete minorista y, con ella, al dólar turista y para ahorro. Es el que se aplica, sin ir más lejos, a los resúmenes de tarjetas de crédito que venzan a partir de ahora.
En su momento, la decisión de subir 22% el dólar mayorista el 14 de agosto para luego congelarlo en $350 buscó estabilizar la economía en un momento crítico. Sin embargo, este congelamiento no era una solución a largo plazo, y su fecha de caducidad se estableció para el 15 de noviembre. Fuentes oficiales confirmaron ayer que, a partir de hoy, el dólar oficial comenzará a experimentar movimientos. “El ajuste será del 3% hasta fin de mes, equivalente a 3 pesos a partir de mañana. Es un cambio simple que representa aproximadamente el 1%”, prometieron.
La fecha no fue arbitraria, sino que surgió de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La política económica liderada por Sergio Massa, actual ministro y a la vez candidato presidencial, se desvió significativamente de las directrices del FMI. Las metas de reservas y déficit se incumplieron considerablemente, y las metas monetarias se cumplen solo en términos formales. Esta divergencia ha generado cierto descontento en Washington, y el ajuste cambiario se percibe como una concesión mínima del ministro para mantener una relación cordial con el FMI, especialmente en vista de las próximas elecciones presidenciales.
“Tiene que ver con los vencimientos que hay diciembre, enero y febrero. Está la séptima revisión en el aire, tendríamos que haber tenido noticias en 10 de noviembre pero no pasó nada. No hubo misión del Fondo, nada. Pero hay más de USD 5.000 millones en vencimientos entre el propio FMI, organismos internacionales y los intereses de los Bonares. Y sin desembolso del FMI no hay con qué pagarlos”, dijo Gabriel Caamaño de Outlier.
El Gobierno está haciendo lo mínimo posible para no terminar de detonar la relación con el FMI y esto sólo sirve como gesto en ese sentido, no va a tener mucho más impacto”, concluyó.
Gabriel Rubinstein, secretario de Política Económica, fue quien reveló la fecha del ajuste hace casi un mes. En ese momento, había especulaciones sobre una posible nueva suba del dólar oficial después de las elecciones generales del 22 de octubre. “El dólar oficial se mantendrá en 350 pesos el 23 de octubre. A partir del 15 de noviembre, se aplicará un crawling peg del 3% mensual”, anunció Rubinstein en redes sociales.
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