Queridos hermanos y hermanas:
Llega la Navidad y queremos desearles lo que San Pablo en nombre de Dios nos invita insistentemente: “estén siempre alegres”. De verdad ese es el augurio que les deseamos.
1– Algunos nos dirán;
2– No desconocemos esta cruda realidad, la sufrimos y sabemos las consecuencias dolorosas en la vida de muchos. Pero la historia no queda cerrada en este triste horizonte. Felizmente, con muchos hombres y mujeres de ayer y de hoy, descubrimos que “la noche” de la Navidad, hace sentir el anhelo de un camino nuevo de esperanza y alegría.
No nos equivocamos si decimos que en la noche de Navidad había más oscuridad que cualquier noche. En esa noche María y José vivieron la experiencia dolorosa de no existir para nadie, “no había lugar para ellos” dice el evangelista. No eran tenidos en cuenta ni por las autoridades del Imperio Romano que los había convocado a Belén para un censo, ni por las organizaciones civiles y religiosas de la ciudad santa, ni por los vecinos,…. En ese desamparo total, enfrentaron lo que no podía esperar a “mañana”: el nacimiento de su hijo. Tuvieron que resolver con sus recursos lo urgente de ese momento, y resolverlo en la pobreza, lejos de tener lo imprescindible, llenos de inseguridades. Podríamos decir entonces que esa noche de Belén concentra plenamente las carencias y angustias de la humanidad y que son las de muchos de nosotros.
En esa oscuridad, el Evangelio trae una noticia sorprendente: “les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo” (Lc.2,10). ¿Y cuál es esa Buena Noticia llena de esperanza y alegría? Un Salvador nos ha sido nacido, y Dios está con nosotros, ¡nunca más solos!.
En esta Navidad 2014 queremos reconocer con ustedes esta buena noticia: Dios se metió en nuestra historia, se hizo compañero de camino, sostén y fuerza, ‘descarguen, entonces, en Él todas sus preocupaciones porque Él se interesa por ustedes’ (1Pe 5,7)
3– Cada Navidad es inicio y camino de alegría porque:
4– Contemplemos en esta Navidad a la familia de Nazaret, a ese Niño que nos ha sido dado. El camino siempre es Cristo. Aceptando a Cristo sanamos con su perdón nuestras heridas, y reconocemos al otro como un don. Juntos renovemos los anhelos y el compromiso por la Paz. No lo dudemos, esto es posible y éste es el camino de la verdadera alegría.
Con un fraterno abrazo les deseamos feliz Navidad y que el Señor nos siga acompañando con su bendición en todo el próximo año 2015.
Diciembre del 2014
Virginio D. Bressanelli, scj (Obispo de Neuquén) Fernando Croxatto (Obispo Auxiliar de Comodoro Rivadavia) Marcelo A. Cuenca (Obispo de Alto Valle del R. N.), Juan José Chaparro, cmf (Obispo de San Carlos de Bariloche) Miguel Ángel D’Annibale (Obispo de Río Gallegos), Joaquín Gimeno Lahoz (Obispo de Comodoro Rivadavia) Esteban M. Laxague, sdb (Obispo de Viedma) José Slaby, c.ss.r. (Obispo de la Prelatura de Esquel) Miguel E. Hesayne (Obispo emérito de Viedma) Marcelo A. Melani, sdb (Obispo emérito de Neuquén) Néstor H. Navarro y José Pedro Pozzi, sdb (Obispos eméritos de Alto Valle del Río Negro).
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