Tres donantes visitaron El Calafate y El Chaltén, recorriendo senderos del Parque Nacional Los Glaciares. Forman parte de un grupo de personas que busca mostrar que se puede hacer una vida normal luego de donar, a la vez que se salva la vida de otra persona. Ahora Calafate se contactó con una de las mujeres donantes. Conocé sus historias.
“Doné mi riñón el 25 de enero de 2018 a alguien que nunca había conocido. Simplemente por la creencia de que la elección de una persona puede cambiar la vida de otra”, cuenta Cristina Fontana.
El mes pasado, ella junto a Jessica Kenanston y Kenneth Neher todos de EEUU, visitaron El Chaltén y El Calafate. Los tres son donantes de órganos e integran un grupo aun mayor que organiza travesías en diferentes lugares del mundo, para generar conciencia sobre la importancia de la donación.
Desde que tiene un solo riñón Cristina ha realizado varias caminatas: escalando el Monte Kilimanjaro, la máxima altura de África. Llegó al campamento base del Monte Everest y afrontó el “Desafío de los 3 Volcanes”, en Guatemala. En 2023 sus compañeros de la actual travesía patagónica también ascendieron al Kilimanjaro.
Cristina cuenta a Ahora Calafate que ella donó en memoria de su padre, quien falleció a causa de un cáncer de riñón cuando ella tenía apenas 14 años. “Mi destinatario era un joven de 20 años en ese momento, ahora de 27. A pesar de los altibajos, incluido el eventual regreso de mi receptor a la lista de trasplantes, no dudaría en hacerlo todo de nuevo”, afirma.
El 11 de noviembre los donantes llegaron a El Calafate y se trasladaron a El Chaltén, donde realizaron la mayor parte de las actividades. Recorrieron los senderos hacia Laguna T
Su viaje continuó hacia Estancia La Estela, desde donde conocieron el bosque petrificado cercano a La Leona. Su viaje culminó en El Calafate, conociendo el Glaciar Perito Moreno.
Los tres donantes viajaron acompañados de dos personas no donantes. Daniel Gomes, esposo de Cristina Fontana, y Nils Kenaston, en apoyo a Jessica Kenaston, quien donó su riñón el 16 de abril de 2021. Nunca ha conocido a su receptora.
Asombroso es el caso de Kenneth Neher, quien el 20 de febrero de 2019 donó 65% de su hígado a un desconocido, llamado Bob Wilson. Se conocieron y comenzaron una amistad que se consolidó en marzo de 2021, cuando Kenneth decidió donarle también uno de sus riñones.
Un cuarto donante, Bobby McLaughlin, iba a ser parte de esta travesía junto a su esposa. Pero debido a una circunstancia imprevista debieron suspender el viaje a Santa Cruz.
Los riñones son los órganos más procurados para la donación. En la Argentina miles de personas se encuentran actualmente en diálisis, a la espera de una segunda oportunidad de vida mediante un trasplante de riñón.
En el Hospital SAMIC de El Calafate hay vecinos que acuden a sesiones agotadoras de diálisis. Para muchos pacientes, un riñón de un donante vivo puede ofrecer una alternativa mucho más duradera y saludable que la diálisis o un riñón de un donante fallecido.
“Los riñones de donantes vivos también tienden a durar más que los riñones de donantes fallecidos”, afirma Cristina. “Y los donantes vivos de hígado pueden donar una parte de su hígado que se regenerará completamente meses después de la donación”.
A través de estas travesías y desafíos físicos, este grupo de donantes busca dejar un mensaje: “continuamos creando conciencia sobre las increíbles vidas que los donantes pueden llevar después de la donación y la necesidad constante de donantes de riñón vivos. Cada paso es un llamado para que otros consideren esta elección que cambia sus vidas”, cuenta Cristina.
Fuente: Ahora Calafate
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