Con un minuto de silencio y el reclamo del fin a las armas nucleares, Hiroshima conmemoró el 70° aniversario del bombardeo atómico lanzado por Estados Unidos contra esa ciudad japonesa, en una ceremonia a la que asistieron representantes de un centenar de países.
En el final de la Segunda Guerra Mundial, el bombardeo ordenado por el entonces presidente Harry Truman tuvo como objetivo la rendición rápida e incondicional de Japón a los Estados Unidos y produjo la muerte de alrededor de 140.000 japoneses, en su casi totalidad civiles, y alrededor de 360.000 heridos.
Alrededor de 55.000 personas, según la cadena oficial japonesa NHK, guardaron silencio en el Parque Memorial de la Paz a las 08.15 hora local (20.15 del miércoles en Argentina), la hora exacta en la que hace siete décadas el avión estadounidense Enola Gay arrojó la primera bomba nuclear de la historia a pocos metros de donde se celebró el acto.
El homenaje había comenzado con una ofrenda de agua recolectada en 17 puntos de la ciudad, en recuerdo de las víctimas que,
Con horribles quemaduras, murieron suplicando algo de beber.
“Como único pueblo atacado por una bomba atómica, los japoneses tenemos la misión de conseguir un mundo sin armas nucleares”. Dijo el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y subrayó así el compromiso de su país contra este tipo de armamento.
Entre los participantes se encontraban los “hibakusha” -los sobrevivientes de la bomba- que desafiaron el fuerte calor para recordar el peor día de su historia y rendir homenaje a sus familiares y amigos que perdieron la vida aquel 6 de agosto de 1945 o en los días y meses que le siguieron.
Entre los asistentes estaban el secretario general de las Naciones Unidas, Ban ki-moon, la embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, y la subsecretaria de Estado norteamericano para el control de armas y la seguridad internacional, Rose Gottemoeller, así como representantes de otras potencias nucleares como Reino Unido, Francia y Rusia, además de otras naciones.
El primer japonés anunció que Tokio presentará en los próximos meses una nueva propuesta de resolución ante la Asamblea General de la ONU sobre la abolición de las armas nucleares.
“Es nuestra tarea dar a conocer la inhumanidad de las armas nucleares, sin barreras generacionales ni fronterizas”, afirmó el primer ministro, citado por NHK.
El llamado antinuclear se enmarca en un particular contexto doméstico para Abe, que busca la aprobación en el Parlamento de una serie de leyes que permitirán que por primera vez y en algunas circunstancias Japón participe en misiones de combate fuera de su territorio para ayudar a aliados en peligro.
Este cambio permitirá al país -según sus impulsores- una relación militar más equilibrada con sus aliados, principalmente con
Estados Unidos, mientras quienes la critican sostienen que se trata de una iniciativa anticonstitucional que pone al país más cerca de verse implicado en un conflicto bélico tras 70 años de paz.
El tenso debate alrededor de este tema no estuvo ausente en el acto y centenares de los congregados mostraron su rechazo a la reforma de las Fuerzas de Auto Defensa con banderas y carteles en defensa del artículo 9 de la Carta Magna -que hasta ahora ha prohibido a Japón el uso de la fuerza para resolver conflictos internacionales- o con el rostro de Abe caracterizado como Hitler.
También se realizaron cánticos en contra de las políticas militares de Tokio y Washington en la isla de Okinawa, que alberga el 75% de las bases estadounidenses en Japón, y contra la reactivación, el 10 de agosto, de la central nuclear de Sendai, la primera que volverá a funcionar con nuevos criterios de seguridad tras Fukushima.
El alcalde de la ciudad, Kazumi Matsui, pidió a Abe, y a otros líderes mundiales como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que “trabajen incansablemente para lograr un mundo libre de armas nucleares”.
También invitó a Obama a “visitar una de las ciudades bombardeadas, escuchar con sus propios oídos a los ‘hibakusha’ y contemplar la realidad del armamento atómico” y recordó que en el mundo aún existen unas 15.000 armas nucleares.
Entre los miles de asistentes había 100 delegaciones nacionales y de organismos internacionales, un récord que superó a las 74 presentes en 2010, cuando se celebró el 65 aniversario de la tragedia.
La Comisión Europea (CE) se sumó a la conmemoración y pidió seguir trabajando por el desarme. La alta representante para relaciones exteriores de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, llamó al mundo entero a seguir persiguiendo la no proliferación de armas nucleares.
La bomba detonó muy cerca de donde se levanta el parque en que tuvo lugar la ceremonia, con una intensidad de unos 16 kilotones a unos 600 metros de altura, y exterminó unas 80.000 personas en un relámpago térmico de radiaciones.
Pero este número aumentaría hacia finales de 1945, cuando el balance de muertos se elevaba a unos 140.000, y en los años posteriores las víctimas por la radiación sumaron muchas más.
Tras el ataque sobre Hiroshima, Estados Unidos lanzó una segunda bomba nuclear el 9 de agosto de 1945 sobre la ciudad de Nagasaki, lo que forzó la capitulación de Japón seis días después y puso fin a la II Guerra Mundial.
En marzo pasado, el número total de “hibakusha” que quedaban en Japón o residiendo en otros países ascendía a 183.519, prácticamente la mitad de los 372.264 que había en 1980, y su edad media superaba por primera vez los 80 años.
(Fuente: Tèlam.)
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