En la séptima jornada de juicio por el homicidio de Domingo Expósito Moreno declaró Gonzalo Velásquez, a quien al inicio de la causa se le atribuyó la autoría del crimen y el agravante de haberlo cometido por una promesa remuneratoria. También declaró José Herrera, otro de los imputados que fue sobreseído a instancia de los acusadores. En total atestiguaron cinco de los siete testigos que iban a hacerlo ayer. Los restantes fueron reprogramados. El debate se retomará mañana.
El juicio oral y público por el homicidio del ciudadano español Domingo Expósito Moreno continuó ayer y de los siete testigos que debían declarar lo hicieron cinco. Los dos restantes lo harán en los próximos días. También ayer, por convención probatoria se desistió de dos testigos y un tercero no contó, por el momento, con el consentimiento de la defensa de Nadia Dahlel Kesen.
El debate, tal como viene informando El Patagónico, está presidido por el juez penal Mariano Nicosia y el tribunal se completa con Daniela Arcuri y Jorge Odorisio. La Fiscalía la representa el fiscal general, Adrián Cabral; la querella, Sergio Romero, y a los imputados los asisten la defensora pública Lucía Pettinari y Esteban Mantecón (en el caso de Sergio Andrés Solís), y Guillermo Iglesias por Kesen. Ella está acusada como instigadora y él como autor material del crimen ocurrido el 25 de junio de 2014.
“PRENDIDO FUEGO”
La primera persona que el fiscal Adrián Cabral imputó el año pasado por la autoría del crimen de Expósito Moreno –con el agravante de promesa remuneratoria- fue Gonzalo Velásquez, quien además pasó cuatro meses con prisión preventiva y a medida que avanzó la investigación obtuvo diferentes beneficios, como salidas laborales, prisión nocturna, libertad y finalmente el sobreseimiento. Fue él uno de los ex imputados que declaró ayer y recordó que cuando González le ofreció el auto le dijo que estaba “prendido fuego”.
El 28 de junio de 2014 (es decir tres días después del homicidio), el Volkswagen Gol que es objeto de sospechas fue secuestrado en el domicilio de Velásquez en el barrio 30 de Octubre, donde lo tenía para la venta y ya se lo había ofrecido a dos gitanos. El último zíngaro fue quien le dijo que a ese auto lo buscaba la policía.
El testigo manifestó ayer que él tomó contacto con el auto –que describió como verde y con vidrios polarizados- porque Miguel Ángel González –otro imputado que se halla con probation— lo llamó para ofrecérselo. “Está prendido fuego”, le habría dicho (en la jerga delictiva significa que se lo utilizó para algún ilícito), indicándole el lugar donde debía ir a buscarlo.
“El auto estaba desarmado, sin las butacas y les pedí que lo armaran. Lo llevé ‘de tiro’ hasta mi casa porque no tenía la llave, pero nunca me dijo González para qué lo habían usado. Yo lo agarré porque compraba y vendía autos”, indicó.
Velásquez aseguró que conocía a González porque este había vivido con un amigo suyo de la infancia, José Herrera, quien también fue imputado en octubre del año pasado y declaró ayer. En tanto, a Kesen dijo no conocerla, mientras que a Solís aseguró haberlo visto en una oportunidad, cuando el testigo se acercó a la casa de González a ofrecerle en venta una consola de videojuegos y allí estaba Solís.
También hizo unas aclaraciones sobre mensajes de texto entre él y González que se referían a la entrega de dinero. Al respecto, dijo que era por marihuana que él le había vendido a González y le indicaba en qué sector del barrio 30 de Octubre se encontraba para que fuera a buscarla.
A su turno, el defensor público Esteban Mantecón le preguntó el peso que tiene, su medida y si tiene apodos, a lo que contestó que pesa 110 kilos y mide 1,84 metro.
QUE SUBA A VERLA
Un amigo de Solís también declaró ayer sobre un episodio que tuvo con Expósito Moreno, refiriendo que estando en la casa de Kesen, con ella, Solís y González jugando a los juegos de video, tocaban insistentemente el timbre y él preguntó quién era, a lo que le respondieron que debía ser “el padre de la nena” que estaba “jodiendo otra vez”. El testigo dijo que bajó a abrirle y que la madre de la niña le indicó que si era quien creía le dijera que “la nena estaba enferma” y que lo invitara a subir a verla. “Le dije que suba porque la nena estaba enferma y él preguntó ‘¿qué? ¿No puedo ver a la nena?’. Yo conté 5, 4, 3, 2, 1, y cerré la puerta”, sostuvo.
En este tramo se debe aclarar que cuando se instruyó la causa este incidente fue narrado por la novia de Expósito Moreno, Carolina Gayá, quien dijo que esa tarde dos individuos de aspecto intimidante lo habían amenazado con golpearlo si volvía a presentarse a ese domicilio de Rawson y España. Fue pocos días antes de que la mataran.
El testigo de ayer también contó que un día utilizó un Volkswagen Gol que estaba en la casa de González para ir a bailar. Añadió que después se lo devolvió a Solís, que es el único que hoy continúa preso por el crimen, dado que Kesen se halla con arresto domiciliario.
Por otro lado, declaró José Herrera, quien tuvo prisión nocturna y salidas laborales al principio de la causa en la que estuvo investigado como partícipe secundario. Su testimonio no fue de relevancia probatoria y lo único que marcó fue que en una oportunidad González –con quien trabaja—le dijo que un amigo –en referencia a Solís- se había mandado una “macana”, pero no profundizó más. Aseguró que le preguntó qué había hecho y no le quiso decir.
Ayer también declaró el dueño de la casa donde habría estado el auto hasta que Velásquez lo llevó al barrio 30 del Octubre y un vecino de este último que dijo que sabía que se dedicaba a la compra venta de autos porque una vez le ofreció un Ford Falcon.
El debate pasó a un cuarto intermedio hasta mañana luego de que se acordaron nuevas convenciones probatorias y se reprogramaron testimonios.
(Fuente: El Patagonico.)
0 comments