La banda era liderada por “La Princesa”. Hay ocho detenidos, todos de la comunidad gitana. Concretaron al menos 30 casos de secuestros virtuales y “lavaban” el dinero recaudado con autos de alta gama.
Un nuevo “corralito” o a una inminente crisis económica eran los argumentos preferidos de “La banda de la Princesa” para asustar y estafar a adultos mayores en la ciudad de Buenos Aires. Para lavar el dinero que les robaban a sus víctimas, compraban autos de lujo y los vendían en una concesionaria de Río Gallegos. Detuvieron a ocho de sus integrantes por cometer al menos 30 golpes. Las estafas superan los 9.000.000 de pesos, entre moneda nacional, dólares y oro. La modalidad está extendida, el famoso “cuento del tío” parece ser una herramienta de engaño inagotable a pesar de los consejos y la difusión de casos. Esta banda, cuyos integrantes son de la comunidad gitana, apelaba al miedo para aprovecharse de los jubilados y sacarles sus ahorros.
Una de las estrategias usadas por “La banda de la Princesa” era la de hacerse pasar por empleados bancarios que llamaban a sus clientes. Una de las “promociones” que fingían ofrecer era la apertura de “cajas de seguridad gratis” para guardar dinero ante una “inminente crisis económica” que amenazaba sus cajas de ahorro o para guardar elementos de valor y “prevenir robos o entraderas”. La otra, cambiar dólares o pesos de determinada denominación que -decían- dejarían de circular en el corto plazo por alguna disposición -falsa- del Gobierno.
El discurso era esquemático y similar al usado por los telemarketers reales que invaden de llamadas a los clientes. Por asociarse de tal o cual entidad, el servicio era “premium”: personas que se hacían pasar por empleados del banco iban directamente a los domicilios a retirar dinero, relojes o joyas bajo la excusa de ir depositarlos en el banco sin que el cliente tuviera que moverse de su casa. De esa manera lograban que les entregaran la plata por voluntad propia y eso nunca llegaba a ningún banco. Los jubilados terminaban despojados así de su dinero y sus pertenencias.
El tercer tipo de estafa por la que acusan a los ocho detenidos era la de secuestros virtuales, una modalidad de las más extendidas a la hora de engañar a adultos mayores. Según los datos del INDEC, ante las múltiples llamadas, en el 3,5% de los casos las víctimas caen en el engaño y entregan algún rescate por la falsa liberación de algún familiar.
“Era una organización compuesta por cuatro hombres y cuatro mujeres, todos de la comunidad gitana. Se dedicaba específicamente a este tipo de estafas. Esta investigación les adjudica al menos 30 casos, pero podrían aparecer más”, explicaron a Clarín fuentes de la Policía Federal, que sigue a la banda hace dos meses. Y detallaron: “Actuaban en Capital Federal, tenían la base operativa entre Flores, Floresta y Mataderos. Los ocho integrantes tenían todos algún vínculo familiar entre ellos”.
Después de siete allanamientos lograron detenerlos. Patricia “La Princesa” Miguel era la líder. “Yenni” Traico, que tenía una causa por hechos similares, seguía operando desde la prisión domiciliaria. Su rol, junto a otras dos mujeres, era hacer de “llorona”, la encargada de llamar a las víctimas haciéndose pasar por una familiar secuestrado y “coordinar” con los “cobradores”. Los tres hombres iban a buscar el dinero o deambulaban por los alrededores de la casa de los estafados para hacer tareas de inteligencia y llevarse el botín, publicó Clarín.
A los detenidos, todos con antecedentes penales por hechos similares, los acusan de asociación ilícita, hurto, lavado de dinero y estafas por US$ 500.000, $ 500.000 y medio kilo de oro (valuado en $ 325.000), entre distintas joyas recolectadas en los golpes. Todo suma un botín de $ 9.425.000. En los allanamientos encontraron US$ 1.358, 1.325 euros, $ 1.000, joyas de oro, 36 celulares y 11 autos, varios de alta gama.
Es que la estrategia usada por “La banda de la Princesa” para lavar el dinero que obtenían era la compraventa de autos de alta gama en una agencia porteña y en otra de Santa Cruz. “Allí se detuvo a otro de los integrantes. Requisaron una vivienda en Río Gallegos y secuestraron documentación de interés para la causa”, explicaron las fuentes. La investigación la realizó la Fiscalía N° 21, a cargo de Carlos Vasser, y el Juzgado N° 48, de Alicia Iermini, quien dispuso la “incomunicación de los detenidos”. Todos se negaron a declarar.
(Fuente: Elonce policiales)
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