Al igual que el sector gastronómico, feriantes de Río Gallegos solicitarán al Ejecutivo la reapertura al aire libre. No funcionan desde marzo y trasladaron las ventas a la virtualidad, pero consideran que “no es lo mismo”. Más de 100 familias dependen de la actividad.
“Hoy vamos a presentar una nota para solicitar ferias al aire libre. Ya estamos a fin de año y la verdad es que hay mucha gente que la está pasando mal”, relató Rosario, una de las integrantes de La Diferencia.
Señaló que, además de los problemas económicos, también hay casos de feriantes con depresión a causa del encierro y la falta de ingresos, situación que observó con preocupación.
La idea de reabrir las ferias al aire libre, consideró, es una alternativa buena pese al mal clima que suele haber en la ciudad. “Peor es nada”, apuntó.
El pedido emula la modalidad de los gastronómicos que abrirán sus puertas y habilitarán las mesas en la vereda para evitar la aglomeración de personas en locales y mitigar el contagio.
Rosario detalló que, de lograr la habilitación, sería a través del protocolo sanitario correspondiente. “Creo que todos sabemos cuidarnos. Usando tapaboca, máscara, alcohol en gel, teniendo en cuenta el distanciamiento entre los puestos y con un baño químico de limpieza constante, creo que estaría bien”, expresó.
Es uno de los rubros que quedó fuera de la actividad laboral desde marzo, y luego de tantos meses la situación apremia.Una de las grandes ferias de nuestra ciudad es La Diferencia, antes ubicada sobre Jofré de Loaiza. Hoy, en plena pandemia, no pudieron costearlo y ya no tienen espacio físico, pero trabajan virtualmente.
En la ciudad existen más de 100 feriantes que dependen de la actividad, algunos como ingreso extra y otros como único sostén económico familiar.
En este sentido, desde la Feria indicaron que la situación es muy compleja para muchos de ellos.
Para la feriante, las autoridades “son conscientes de la situación que vivimos, ya que todos hemos sido golpeados de alguna forma”.
Las ferias son útiles y ayudan mucho a las familias en tiempos de difícil economía. “Por lo menos les da una esperanza para poder tener algún ingreso”, mencionó la feriante.
Además, recordó que hay que tener en cuenta que muchos trabajadores están atendiendo en sus domicilios, situación que es “más arriesgada que hacerlas al aire libre”.
La gran mayoría de los feriantes vende ropa usada o cosméticos por catálogo, siendo muy pocos los que pueden vender artículos nuevos.
Fuente: La Opinión Austral
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