Los terrenos están ubicados frente al barrio Ayres Argentinos, uno de los más alejados del casco urbano. Es una zona poco poblada, pero los vecinos aseguran que superan las 150 personas: “El problema es que nadie puede mudarse porque no tenemos servicios”, contaron.
Para llegar al barrio Chimen Aike hay que tomar la ruta de sobrecarga Nacional 40; está ubicado frente a las viviendas del IDUV y el Ayres Argentinos.
Por su locación, se trata de una de las zonas más alejadas del casco urbano y uno de los últimos barrios de la capital santacruceña.
Sobre la calle 38 están los postes emplazados y la luminaria que, culminada la obra, alimentaría de electricidad a las familias que residen en la zona.
El problema es que los trabajos quedaron truncos y falta un transformador y el tendido que permitan dotar de luz a los vecinos.
Otros, con diferentes necesidades, ya se mudaron al barrio y se las ingenian cargando bidones, usando velas y apelando a cualquier estrategia para poder vivir allí.
Al momento, lo que saben es que entre febrero y marzo podrían comenzar los trabajos de obra de la empresa que depende de SPSE, pero no tienen muchas más certezas que ese dato.
El Chimen Aike es un barrio relativamente nuevo. Hace unos cinco años IDUV entregó la primera tanda de terrenos y al año siguiente se entregaron otros lotes más.
Martín Díaz y Belén son una pareja que está terminando de construir su vivienda, pero saben que no podrán mudarse hasta que tengan electricidad. Hoy viven en el barrio Marina de la capital provincial.
“Es lo primordial, falta la conexión y el transformador, así empieza a bajar la luz para el barrio. El problema es que no tenemos fechas concretas, sólo un estimado”, contó Martín a La Opinión Austral.
El año pasado se realizó el tendido, pero quedó ahí y la pandemia complicó los plazos aún más. En la zona viven, concretamente, entre 5 y 6 familias, pero el barrio tiene más de 50 manzanas y muchas familias aún no han podido establecerse. Martín estimó que serán más de 150 personas.
“Hay muchas construcciones bastante avanzadas y muchas casas hechas, pero por no tener servicios no se vienen a vivir”, agregó Belén.
Otra de las cuestiones que los preocupa es la reciente ola de robos en la zona. Para quienes están empezando a construir, es un dilema.
“Dejás dos bolsas de cemento y te las sacan”, contó Verónica Ramos a La Opinión Austral. Junto a Javier, tienen cinco hijos y hoy viven el barrio Del Carmen, ya que no pueden construir en su terreno.
u necesidad pasa por dejar el alquiler que están pagando y poder tener la casa propia.“Nos piden que hagamos la platea, pero no tenemos ningún servicio”, contó Verónica.
En el lugar lograron levantar un pequeño galpón hace tres meses, pero quieren avanzar y tener una vivienda.
“Como tenemos el terreno, obviamente queremos tener nuestra casa, aunque sea de chapa. Es todo un tema”, aseveró la vecina. La iluminación para ellos es fundamental.
En paralelo, otro de los vecinos en similar situación es Rolando Cruz, uno de los vecinos con su casa terminada, pero que no puede instalarse.
“La bronca que te da es que en seis meses tenés que cerrar, en un plazo de tiempo para construir, pero sin servicios es imposible”, agregó a los relatos.
Mientras, los inquietan los recientes robos y los minibasurales que empezaron a formarse. En este contexto, los vecinos están esperanzados en poder contar con luz en los próximos meses. “La necesidad apremia”, aseguró para finalizar Martín, notablemente preocupado.
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