Un suboficial acabó internado con una herida de bala. Dijo que lo redujeron dos hombres por la espalda, le dispararon y huyeron en un gomón por el río Santa Cruz. Estaba patrullando con un compañero. No se encontraron rastros. Esperan las pericias sobre el arma y restos de pólvora.
El caso es muy extraño y los investigadores están avanzando para poder desentramar, fehacientemente, qué sucedió y de qué manera este suboficial militar (26) acabó herido de bala de un disparo, dado con su propia arma del Grupo de Artillería Blindado 11.
La principal hipótesis que se baraja por el momento tiene como sospechosos a dos desconocidos, de los cuales no hay ningún tipo de rastro.
Los únicos que marcan la presencia de estos individuos en el lugar son los dos miembros del Ejército.
Fuentes consultadas por este diario marcaron que ambos patrullaban y tomaron caminos distintos. Uno se fue a controlar un galpón que está en la guarnición y el otro -el que acabó lesionado- fue con dirección al río Santa Cruz.
En su declaración, el primer militar dijo que al llegar a revisar las instalaciones del Ejército, perdió de vista a su compañero y luego escuchó detonaciones. Además, dijo que a lo lejos oyó un motor, aunque no pudo precisar -o diferenciar- si se trató de una embarcación o de un auto. Muy cerca del lugar está la ruta.
Cuando fue a ver al cabo primero, este yacía en el suelo, herido. Según su relato, fue abordado por dos personas por la espalda. Lo redujeron, lo tiraron al suelo, le quitaron su arma 9mm y le dispararon con ella a la altura del pecho, para luego huir rápidamente en una “embarcación tipo gomón en dirección río arriba”, se informó oficialmente.
Al arma la habrían dejado en el lugar y la víctima logró alzarla para dispararles a quienes lo atacaron, pero sin poder herir a ninguno, según su propio testimonio.
En el lugar, además de la Policía, trabajó Prefectura realizando rastrillajes.Los informes indicaron que la marea estuvo muy baja a la hora en que sucedió todo y pese a que se hicieron varias recorridas y se buscó por las orillas para hallar el gomón, o marcas que este pudiera haber dejado, no se encontró nada.
Asimismo, a unos 100 metros de donde ocurrió todo había dos pescadores en el río. Ellos manifestaron no haber visto nada.
Todas estas aristas llamaron la atención desde las primeras horas. Hasta el momento, no hay mayores avances en la investigación.
¿Hacia dónde fueron los atacantes?, ¿por qué la agresión?, ¿pudieron escapar tan rápido?, ¿fue un accidente?, ¿el militar se lastimó él mismo?, ¿le disparó el compañero? Todas esas preguntas estuvieron -y están- todavía en la cabeza de quienes llevan adelante la causa.
Se esperó hasta la madrugada del jueves para poder hablar con la víctima del disparo. Al ser intervenido quirúrgicamente y estar sedado hasta altas horas de la noche, profesionales médicos recomendaron que hablara con los investigadores recién a esa hora.
Se presumía que tal vez diera la descripción de las personas o hasta los nombres de alguien con quien poseía problemas -es decir, de algún sospechoso-, pero no aportó mayores datos que los que ya se sabían y que dio a sus superiores.
El hombre fue atendido por personal médico de Salud Mental y está siendo contenido por el Ejército.
En tanto, la División Criminalística de la Policía incautó en el lugar prendas de vestir, vainas servidas de calibre 9mm y la pistola marca Browning del suboficial, quienterminó con una fractura expuesta de escápula izquierda por la herida de bala, la que tuvo orificio de entrada y salida.
Si fue el militar quien accionó el arma o lo hizo su compañero, se sabrá con la prueba de parafina (restos de pólvora) y el análisis balístico de la trayectoria del proyectil.
Fuente: La Opinión Austral
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