Es indudable que la anulación de dos condenas y otra tercera causa abierta beneficia a Lula, quien solo ayer fue confirmado como el favorito por una encuesta para las elecciones presidenciales del año próximo con una intención de voto del 50% frente a un 38% del presidente Jair Bolsonaro.
Sin embargo, la decisión del juez Fachin, un aliado de los fallos de Lava Jato hasta ahora, se basó en cuestiones de jurisdicción y no por los cuestionamientos sobre la parcialidad de los entonces fiscales y jueces contra el exmandatario. En otras palabras, pese al cimbronazo político, el magistrado salvó penalmente a Moro y al exjefe de Lava Jato, el fiscal Deltan Dallagno.
“Siempre estuvimos del lado correcto, contra el lawfare. La decisión está en sintonía con todo lo que decimos hace cinco años. Pero la decisión no repara los daños irremediables causados por Moro y los fiscales al expresidente Lula, al sistema de justicia y al país”, afirmó el abogado de Lula, Cristiano Zanin Martins.
“La decisión salva a Lula pero también a Moro y al resto de Lava Jato. Tener este desenlace confirma la frase de que Brasil no es para principiantes. Ahora jurídicamente, después de este fallo, no es relevante evaluar si Moro fue parcial o no”, explicó, por otra parte, a Télam el abogado criminalista Luciano Quintanilha de Almeida, socio del estudio Vilardi Advogados.
En concreto, el juez Fachin hizo lugar a un habeas corpus que presentó el año pasado la defensa de Lula.
Consideró que las causas contra el expresidente no eran competencia de Lava Jato por cuestiones jurisdiccionales ya que no existen vínculos entre el caso y la corrupción en Petrobras.
En conclusión, el juez de la corte remitió las causas a Brasilia, donde el tribunal regional de la capital deberá decidir si la causa pasa a un juez de primera instancia y todo el proceso comienza de cero, lo que daría suficiente tiempo a Lula para presentar su candidatura presidencial el año próximo, si así lo desea.
Lula pasó 580 días preso por una condena emitida por Moro en una celda en la ciudad de Curitiba, en el estado de Paraná, y quedó fuera de la elección de 2018, pese a ser el grande favorito de las encuestas.
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