Al menos 68 presos fallecieron en las últimas horas en nuevos enfrentamientos registrados en una prisión de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, la misma en la que en septiembre se produjo una de las peores masacres carcelarias de Latinoamérica con 119 muertos, informó hoy el gobierno y la policía local.
La comandante de la Policía, general Tannya Varela, señaló en conferencia de prensa que “hasta este momento” los enfrentamientos entre reclusos en Penitenciaría del Litoral dejan “68 privados de la libertad que perdieron sus vidas y 25 que se encuentran heridos”.
La intervención de los agentes para tratar de restablecer el orden en el reclusorio “permitió salvar vidas”, dijo por su parte Pablo Arosemena, gobernador de la provincia del Guayas (cuya capital es Guayaquil).
El enfrentamiento se produjo en el pabellón dos, donde hay un promedio de 700 personas privadas de la libertad, debido que las bandas se disputan el liderazgo ya que quien era el cabecilla fue puesto en libertad recientemente, indicaron las autoridades.
Los medios locales dan cuenta que en el lugar se encontró un fusil, 10 tacos de dinamitas, y dos pistolas.
En la misma prisión, reclusos que son miembros de bandas rivales vinculadas al narcotráfico y que se disputan el poder, sostuvieron choques armados en septiembre que dejaron 119 fallecidos, en la mayor masacre de la historia carcelaria de Ecuador y una de las peores de América Latina.
Desde entonces la violencia no ha parado en esa unidad: otros 15 internos fueron asesinados, precisó la agencia de noticias AFP.
Las revueltas carcelarias en todo Ecuador dejaron más de 250 muertos en lo que va del año. Solamente en febrero, fallecieron 79 reclusos en amotinamientos simultáneos en cuatro centros penitenciarios.
La Policía indicó que descubrió a tres reos de la misma cárcel de Guayaquil que pretendían ingresar cinco pistolas, dos fusiles y 27 bultos con municiones y explosivos a través de una reja que da hacia una calle, la cual rompieron.
La masacre de septiembre llevó al gobierno ecuatoriano a declarar un estado de excepción para el sistema penitenciario, por lo que soldados apoyan a policías en el mantenimiento del control en las 65 cárceles del país.
Las prisiones ecuatorianas tienen capacidad para 30.000 personas pero están ocupadas por 39.000, con una superpoblación del 30%.
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