Ayer martes comenzó en el Senado chileno la última etapa del juicio que podría destituir al presidente chileno Sebastián Piñera cuya aparición pública —excesiva en otros periodos— en estos últimos meses ha sido mínima, casi como si se estuviera escondiendo. Técnicamente se votarán dos capítulos de la acusación: “haber infringido abiertamente la constitución y las leyes” y “haber comprometido gravemente el honor de la nación”. Esto debido a la venta de la minera Dominga en 2010, de su propiedad condicionada a que la zona no fuera declarada bajo protección ambiental, decisión que le correspondía al propio presidente.
Un conflicto de intereses destapado en toda su extensión por los Pandora Papers. Una semana después de una jornada épica la oposición, donde el diputado socialista Jaime Naranjo dio un discurso de 15 horas con tal de asegurar que llegaran a votar contra Piñera sus colegas Jorge Sabaj (DC) y Giorgio Jackson (Revolución Democrática), el primero venía viajando de regiones y el segundo terminaba a la medianoche su cuarentena por ser contacto estrecho del candidato Gabriel Boric, contagiado de Covid-19. El oficialismo, por supuesto calificó de “circo” todo lo anterior ya que, según sus estimaciones la acusación no prosperará en el Congreso, ya que la oposición necesitaría 29 de los 43 votos y hasta el momento solo habría 24.
Sea cual sea el resultado, nunca en la historia reciente de Chile una acusación había llegado tan lejos. Un golpe final a un presidente que quería ser el referente de la derecha liberal de la región, cuyo candidato a sucederlo, Sebastián Sichel, ha sido desplazado en sondeos —y en los propios medios de comunicación casi en su totalidad perteneciente al oficialismo— al ultraderechista José Antonio Kast, algo que lo tiene bastante “nervioso” cuentan desde La Moneda. El vocero de gobierno, Jaime Bellolio, ha intentado relativizar este hito histórico. “Nosotros no vemos ninguna razón para que hubiesen votos a favor en general. Se trata de una acusación infundada, que está basada en hechos falsos, que está basada en hechos que ocurrieron el año 2011, que está basada en suposiciones, que asume ciertos hechos que son completamente incorrectos como han sido mañosamente relatados y en consecuencia, tomando eso en consideración y habiéndose todo eso acreditado esperaos contar con el máximo de votos posibles para rechazar la acusación”.
Se espera que la votación finalice a la medianoche del martes y quizá, si todo se le da bien, el fin del mandato del presidente chileno podría tener cierta paz. De lo contrario lo esperaría la destitución y la imposibilidad de ejercer cargos públicos por cinco años algo que, de todas formas lo haría pasar a la historia, como él siempre ha querido desde su primer gobierno y el ya lejano y mediático rescate de los mineros.
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