Se cumplen dos meses de aquel día en el cuál Arturo López nunca esperó que una brutal golpiza lo dejara de esta manera. El 19 de noviembre de 2021, el playero mantuvo una discusión por un auto rayado con uno de los clientes, pero nada de lo que sucedía ameritaba que Carlos Manuel, de 17 años, le propinara un golpe de nocaut con el que caería al suelo inconsciente.
Los médicos informaron que el hombre tuvo dos hemorragias cerebrales producto del golpe y desde ese entonces se encuentra internado en el Centro Médico Fitz Roy sin poder reconocer a su familia ni saber con exactitud que es lo que sucedió. El menor, junto a sus padres, se encuentra prófugo de la justicia luego de que la jueza haya solicitado su pedido de captura.
La causa es investigada por la jueza Carla Cavallieri y el fiscal juvenil Mauro Tereszko quienes señalan que están tratando de contactar con el joven y su familia para que se presenten en la fiscalía. Luego de dos meses la causa sigue sin avanzar y las hijas de Arturo solicitan que muevan la carpeta de investigación ya que Carlos tiene antecedentes.
A mediados de diciembre, Arturo fue llevado al Centro Médico Fitz Roy en donde lleva adelante una rehabilitación motora con fisioterapeutas, fonoaudiólogos y un equipo profesional que lo sigue en toda su lenta evolución. Pese a la noticia alentadora, los especialistas no puedan dar precisión acerca de las secuelas que puede llegar a tener ni cuento tardará la recuperación.
El avance de los casos de coronavirus en el país hicieron que la clínica tuviera que tomar medidas más restrictivas y por este motivo solo puede ingresar una persona a su habitación, eso es otro de los grandes problemas que atraviesa el playero ya que le dificulta aún más poder reconocerlos.
Una de las hijas contó que, al turnarse con su otra hermana para visitarlo, le muestran fotografías viejas, le ponen sus temas favoritos de chamamé, pero las conversaciones son escasas ya que él no tiene la capacidad para tener una conversación fluida y si eso no sucede se termina poniendo nervioso. A principio de la internación Arturo tuvo que ser atado a la cama ya que al estar desorientado se quería desenchufar las máquinas y se lastimaba, ahora eso ya no sucede.
En este caso lo único bueno que tiene la causa es que todo quedó grabado por las cámaras de seguridad del estacionamiento que está ubicado en pleno centro porteño, en las cuales se puede constatar que en ningún momento hubo una discusión de gran magnitud para que el joven reaccionara de esa manera.
La investigación indica que la familia de Carlos es protegida por integrantes de la comunidad gitana. A su vez una de sus hijas confirmó que el menor había ingresado meses antes a la Comisaría 14C de Capital Federal por una denuncia de estafa y defraudación con una compra y venta de un auto.
Aunque el chico sigue sin aparecer, en estos dos meses la fiscalía realizó algunos allanamientos para dar con su paradero. Tres fueron en domicilios particulares de las calles Victoria, El Tiziano y Miguel Ángel, en Moreno. En este último se secuestraron ocho celulares y un grabador.
Luego se realizaron otras investigaciones en tres casas casi contiguas sobre la calle Juan Jofre de la localidad de Rafael Castillo, donde se secuestraron otros ocho celulares. Otra en una vivienda sobre la calle Baliño al 1300, en Banfield, que se incautaron cuatro teléfonos más, un revólver calibre 32 y una caja con municiones. Los últimos se llevaron a cabo en el barrio porteño de Floresta sobre el Pasaje Haití al 3900. Allí se secuestraron en total otros nueve celulares, además de un CPU, una notebook y un grabador.
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