Un informe de la consultora Labour Capital and Growth (LCG) revela que el aumento de la carne comenzó a observarse en las góndolas en los últimos siete días de enero y empujó la inflación del mes (aunque el dato oficial se conocerá el martes 14 de febrero) a un valor cercano a 5,9%, mientras que, hasta la cuarta semana del mes pasado, estimaba ese índice en el 5,4%. Es por la fuerte incidencia que ese alimento tiene en la canasta. Sin embargo, esta tendencia alcista persiste en el inicio de febrero y, diferentes referentes del sector explican a qué se debe y cómo podría verse reflejada en el índice de precios (IPCE) de febrero.
El principal elemento y más obvio es que el precio de la carne en el Mercado Agroganadero de Cañuelas (MEG) registró un aumento fuerte en los últimos catorce días y, si bien, los especialistas estiman que el traslado a precios de ese incremento será paulatino, se sentirá mes a mes en la categoría específica, pero también en otras, como la de comidas listas, por ejemplo.
Según explica a Ámbito Víctor Tonelli, asesor de empresas ganaderas y frigoríficas de carne vacuna, esta suba responde a que “el precio de la carne y, sobre todo el del ganado, venía muy atrasado respecto de la inflación”. Explica que, cuando uno mira diciembre de 2021 versus igual mes del año anterior, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) corrió un 94,5% anual, mientras que la carne aumentó apenas un 42% en ese plazo y el ganado subió muy por debajo de ese nivel.
Los factores que hacen subir el precio de la carne
Matías De Velazco, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), corrobora esa información al señalar que, “de enero 2022 a diciembre del mismo año, el kilo vivo de carne, que es el valor al que vendemos los productores, subió 31% versus una inflación del 96%”.
Así, los datos de la entidad reflejan que, en octubre y noviembre, un feed lot perdía entre $20.000 y $25.000 por animal gordo vendido. Y esa situación se dio, según Tonelli, por varios factores:
por un lado, porque el precio de la carne al consumidor se utilizó como un ancla para que la inflación no fuera mayor aún el año pasado, en ese congelamiento de precios, se frizó también el precio que recibía el productor por el ganado y también incidió mucho la caída de los precios internacionales que se vio en el último cuatrimestre de 2022, que hizo que hubiera sobreoferta en el mercado interno contra un poder adquisitivo muy alicaído.
En resumen, sucedió que hubo “más faena, más oferta y menos exportación”, en un contexto de alta inflación en el que los precios de la carne quedaron retrasados. Todos esos elementos hicieron presión para que los precios de la carne se mantuvieran bajos y Tonelli señala que eso hizo que “llegáramos a diciembre con un consumo de casi 56 kilos anuales por persona en el último año, que es un nivel que hace mucho que no se veía”.
Cómo se traslada la suba del ganado vivo a la góndola
Sin embargo, tal como se observa en la calle y en los datos de las consultoras el precio de la carne empezó a subir en los puntos de venta al consumidor y eso amenaza la capacidad de consumo. “Este alza se vio menos en los supermercados, que tienen un margen para distribuir la diferencia de precio de venta con el de la materia prima entre mayor variedad de productos, que, en las carnicerías, que no tienen ese margen”, señala Tonelli.
Ese incremento en los precios de venda al consumidor responde, a que “hace quince días que se viene actualizando el valor de la hacienda, que subió entre un 30% y un 35%”, informa Leandro Rafael, titular de la Cámara Argentina de Matarifes, quien estima que aún queda margen para ajustar.
¿Un alza de precios “necesaria”?
“Es una recuperación que necesitaban los feed lot, que venían con quebrantos. Y creo que se va a ir actualizando de a poco el precio en los mostradores”, dice Rafael. Y De Velazco apoya esa postura al resaltar que “la suba que se dio en enero es lo mejor que pudo haber pasado, incluso para los consumidores”.
Suena extraño, pero es que sostiene que esto “permitirá que quienes engordan hacienda, y no son supermercados o frigoríficos, es decir que no están integrados verticalmente, puedan seguir haciéndolo y no se retiren del negocio”.
De Velazco detalla que “la formación del precio del kilo vivo se realiza por la puja entre oferta y demanda que se da en el Mercado Agro Ganadero de Cañuelas”, según sus palabras, esta suba en los precios permite la permanencia de engordadores en el sistema, lo que favorece el abastecimiento atomizado futuro del mercado.
Así impactará en la inflación la suba de la carne
Sin embargo, tal como se está viendo, el consumidor los sufre y lo seguirá sintiendo en el bolsillo porque, por un lado, Tonelli marca que aún le quedan 20 puntos por recuperar a la cadena de la carne para alcanzar a la inflación. Y, por el otro, porque asegura que, “de la suba del 30% en el ganado, apenas alrededor del 20% se trasladó en promedio al consumidor”.
Aunque, de Velazco menciona un punto no menor que respalda esta situación y es que, entre enero y diciembre del año pasado, la carne en el mostrador subió más que el kilo vivo, por lo que podría ser que el ajuste de la materia prima no se haga sentir en su totalidad en el precio final esta vez.
Lo cierto es que, en palabras de Tonelli, “ahora, hay que ver qué pasa y cómo reacciona la demanda”. Su pálpito es que, por un tiempo, el precio “se va a queda más o menos amesetado, con algunas subas y bajas en el ganado, y el consumidor va a pagar una suba de punta a punta del 25%”.
Claro que eso va a incidir en el IPC, que se va a acusar el impacto de la suba de la carne en el resultado de enero, sin dudas, y también, en el de febrero. Así, Tonelli anticipa que “lamentablemente, la carne va a ser un problema para la inflación en estos meses y, por ende, para el Gobierno”
Asimismo, agrega que, si bien en los últimos días, el productor retuvo su ganado para ver hasta donde llegaba la suba y por la evolución de las lluvias, “va a haber oferta y que, a partir de ahora, habrá que ver cómo se reacomodan los precios”.
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