El director de “Titanic”, James Cameron, criticó duramente a OceanGate, la compañía propietaria del submarino Titán, por no prestar atención a las advertencias de los peligros que mostraba el sumergible. “Sospechaba mucho de la tecnología que estaban usando; no me habría metido en ese submarino”, aseguró el cineasta, que se volvió un explorador experto luego de bajar en las profundidades del mar más de 33 veces para observar los restos del famoso barco que se hundió en 1912.
En declaraciones formuladas a la BBC, Cameron afirmó que la empresa OceanGate “había cortado caminos” en la construcción del Titán y que, de hecho, habían decidido no buscar la certificación para el submarino porque “sabían que no pasaría”, pese a cobrar 250 mil dólares por excursión por persona.
“Estoy impresionado por la similitud del desastre del Titanic en sí, donde al capitán se le advirtió repetidamente sobre el hielo delante de su barco y, sin embargo, navegó a toda velocidad hacia un campo de hielo”, señaló Cameron en relación a las similitudes con la actual tragedia y el hundimiento del enorme barco que dejó unos 1.500 fallecidos.
“En el Titanic había algo de codicia, algo de gloria. Y aquí estamos de nuevo, en el mismo lugar. Ahora hay un naufragio sobre otro naufragio. Por la misma maldita razón”, dijo el reconocido cineasta, que no dudó en describir la pérdida del Titan y su tripulación como una “terrible ironía” en comparación con los sucesos del Titanic hace más de cien años.
El director visitó el naufragio del Titanic mientras dirigía su épica película de 1997, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, que consiguió ganar 11 premios Óscar. “Conozco el naufragio muy bien. De hecho, según mis cálculos pasé más tiempo en el barco que su capitán en su momento”, dijo Cameron, que actualmente es una figura autorizada a la hora de hablar de inmersiones profundas y exploración submarina.
“Ahora tenemos otro accidente que, lamentablemente, se basa en los mismos principios de no prestar atención a las advertencias”, dijo Cameron, quien reveló que una carta escrita por figuras importantes de la comunidad de ingeniería de inmersión profunda habían anunciado a OceanGate que estaban “en un camino hacia la catástrofe” y que estaban siendo muy experimentales al cargar pasajeros, y que necesitaban certificarse.
El director de cine también registró una advertencia de seguridad de 2018 por parte de un ex empleado de OceanGate. Sin embargo, a pesar de estas advertencias, la empresa insistió en que el Titán se había sometido a pruebas rigurosas.
El Titán, fabricado a partir de fibra de carbono y titanio, se encontraba en una misión de exploración en las profundidades del océano. Sin embargo, Cameron explicó que los sistemas críticos de navegación y comunicación del submarino fallaron simultáneamente, un suceso que sugiere un desastre a bordo.
El servicio de Guardacostas de Estados Unidos confirmó este jueves que la pequeña nave, operada por OceanGate Expeditions, sufrió “una catastrófica pérdida de presión de la cámara” en las profundidades del océano, poniendo fin a una multinacional operación de búsqueda y rescate que cautivó al mundo.
En 2012 Cameron, con una tecnología diferente, realizó la expedición sumergible Deepsea Challenger, que lo llevó a la fosa oceánica más profunda conocida, situada a 10.912 metros de profundidad. En comparación, el Titanic se encuentra a 3.810 metros bajo la superficie del mar. “Sentí en mis huesos lo que había sucedido; el submarino desapareció”, dijo el director de cine, quien contó que estaba tan preocupado que inmediatamente contactó con sus colegas en la comunidad de sumergibles profundos.
Y luego habló de su amistad de 25 años con una de las víctimas, el oceanógrafo francés Paul-Henri Nargeolet, de 77 años. Esta no era la primera exploración de Nargeolet, apodado “Mr. Titanic”: desde los años 80 había tenido unas 37 inmersiones hacia el esqueleto del crucero y era consciente de los riesgos que conllevan estas expediciones.
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